En Airbnb, nuestra visión es crear un mundo donde puedas pertenecer a todas partes, sin importar quién seas o qué tanto hayas viajado.
Hoy, nos llena de orgullo darle la bienvenida a Cuba a la comunidad global de Airbnb. A partir de esta semana, los anfitriones en Cuba anunciarán más de 1000 espacios en Airbnb.
Por primera vez en décadas, viajeros estadounidenses autorizados tendrán la oportunidad de experimentar la auténtica hospitalidad cubana en hogares a lo largo de la isla.
- Isolda, una nueva anfitriona de Airbnb en el barrio de Playa en La Habana
- Aby, un nuevo anfitrión de Airbnb en el centro de La Habana
A pesar de su cercanía con Estados Unidos, Cuba ha sido una zona prohibida para la mayoría de los estadounidenses por más de 50 años. Parte del atractivo de Cuba para los visitantes es que ofrece una experiencia incomparable.
Camina por las calles de La Habana y encontrarás incontables ejemplos de la calidez y el espíritu único de la cultura cubana.
La hospitalidad no es una mercancía en La Habana, sino una forma de vivir. Los cubanos han recibido a visitantes en sus hogares por décadas. Las “casas particulares” (una red de alojamientos particulares) ha sido una opción popular entre los visitantes, así como una importante fuente de ingresos para miles de familias cubanas.
Puesto que hemos desarrollado nuestro concepto a partir de la rica tradición cubana de las casas compartidas, nos encontramos en una posición excepcional para ayudar a los cubanos a cosechar las recompensas del crecimiento económico al tiempo de preservar su cultura única. Cuando los huéspedes de Airbnb se hospedan en barrios locales, están llevando comercio a los empresarios del área, ya sean huéspedes, artistas o incluso dueños de neverías.
- Ivanio, dueño de una nevería local
- Israel, un nuevo anfitrión de Airbnb en el centro de La Habana
- Leo, dueño del primer estudio de tatuajes en Cuba
Trabajando en conjunto con nuestros huéspedes en Cuba podemos lograr que los visitantes tengan un sentido de pertenencia, incluso en un lugar que apenas hace unos meses parecía estar fuera del alcance de los viajeros estadounidenses.
Fotografía: Lisette Poole